El asesinato de Micaela García fue sísmico. La noticia y la repercusión de su ausencia ya había desencadenado una nube de angustia creciente: un aura de fatalidad y horror. Con el hallazgo y la comprobación del feminicidio, la posterior captura del matador, su prontuario y los detalles, la resonancia fue creciente, en dolor y estruendo, trascendiendo fronteras. En "Crímenes Menores", Sandra Miguez reúne el material necesario para hacer algunas preguntas que ayudan a mirar lo que pasó y lo que pasa. Tal vez la primera y la más importante para empezar: ¿qué sistema de fuerzas, pensamientos y análisis han regido la justicia entrerriana para que Sebastián Wagner estuviera en condiciones el 1 de abril de 2017 de asesinar a Micaela García? Este arduo compendio de análisis y argumentos en el marco del frustrado jury al juez de Ejecución Penal de Gualeguaychú, Carlos Rossi, que hizo posible desde su responsabilidad institucional la libertad de Wagner viene a explicar por qué la justicia parece impermeable a una ética del cuidado, que atienda las desigualdades existentes hasta hoy desde una perspectiva de género. Más aún, en "Crímenes Menores", Sandra Miguez deja sobre la mesa de la agenda pública algunas razones fundar mentales para observar y entender el estado de las instituciones, que en vez de modificar ciertas lógicas para incidir positivamente en las transformaciones sociales necesarias y urgentes, reproducen el sistema que sigue considerando la agresión de género un crimen menor, lo que habilita tal vez hoy ojalá nuncaque un hombre como Wagner pueda encontrarse en otra ciudad de esta provincia con una víctima como Micaela.