Lady Margaret Cavendish fue, para sus contemporáneos, una figura profundamente incómoda. En el siglo XVII, su condición de mujer sin formación, sin conocimiento del latín la lengua de la filosofía y la ciencia de su tiempo, hacía inaceptable su pretensión de intervenir en el debate intelectual. Más aún: de hacerlo públicamente, con obras impresas, firmadas con su nombre. Su voluntad de dialogar con los pensadores varones, su rechazo a los protocolos cortesanos, su preferencia por la vida retirada en el campo y su singular estilo de vestir que incluía trajes diseñados por ella misma contribuyeron a consolidar una imagen de excentricidad. Sin embargo, tal vez el mayor escándalo haya sido su aspiración explícita a la fama. En una época que exigía recato y modestia a las mujeres, Cavendish defendió sin ambages su deseo de trascendencia. Quiso, con plena conciencia, dejar una obra duradera: Mi propia herencia, como si fueran un hijo de la naturaleza, escribió sobre sus libros. Este volumen se suma a los esfuerzos recientes por recuperar su legado filosófico. Con un estudio introductorio y una cuidadosa selección de textos y traducciones, Silvia Manzo nos invita a leer a Cavendish como la autora singular que fue y a contribuir a la construcción de ese cuarto en la casa de la Fama en el que ella misma deseó alojar su memoria.