La voz de Roger nos contagia, estimula nuestra memoria y nos invita a recorrer su vida personal y política, envuelta de entrega, pasión y dignidad. Fue miembro fundador y vocero de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos, A. C. (CDDH), la que acompañó desde el inicio al movimiento zapatista de los años noventa. El autor nos dice: "El movimiento zapatista, a partir del 1 de enero de 1994, se ha descrito y analizado desde distintas perspectivas con una variedad de matices según el observador y su posición política. Todas las versiones tienen algo de verdad. Mi aproximación es un testimonio autobiográfico de mi visión sobre los derechos humamos, ya que por años he sido testigo de su constante violación en México, con una justicia contaminada por el dinero y por la impunidad que aún no paraliza en el siglo XXI".
Para Roger, Chiapas ha sido una escuela de humanidad, empatía y solidaridad, donde se desarrolla la conciencia social a partir de una voz espacial: la de los pueblos originarios, esa voz que no se ha perdido, la voz de la espiritualidad de los pobres: "[
]Es la misma voz presente en la respuesta de las bases del EZLN, para iniciar la insurrección, y que [se refleja] en el espíritu [
]de la CDDH: 'Tener derechos no basta. Es necesario conocerlos y organizarse para defenderlos'".