GUILLERMO PADILLA DÍAZ / JOSÉ TOMÁS OROPEZA BERUMEN / NELLY AIDEÉ MORO URRUTIA
En las últimas horas del sábado 9 de octubre de 2009 el gobierno federal mexicano ocupó militarmente las instalaciones de la empresa Luz y Fuerza del Centro y al día siguiente decretó su extinción y liquidación, y así lanzó al desempleo a más de 40 mil trabajadores en activo. Hoy es claro que la empresa fue víctima, como lo fueron otras paraestatales y lo está siendo ahora Petróleos Mexicanos, de un perverso plan urdido por los pregoneros y operadores del neoliberalismo para erosionar su financiamiento mediante la transferencia de su capital a la iniciativa privada y despojarla así de las inversiones que requería para su indispensable mantenimiento y crecimiento. Además de privarlos de su empleo y calumniarlos al presentarlos como culpables de la mala imagen pública de Luz y Fuerza del Centro, los trabajadores fueron lanzados a la calle con la finalidad de abrir oportunidades para la inversión privada en jugosos negocios como el de la fibra óptica mediante la utilización de la infraestructura ya instalada de la empresa y para acabar con la existencia de un sindicato que históricamente ha sido muestra palpable del valor de la lucha organizada y perseverante. El cerco en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas ha sido asfixiante y brutal, la campaña mediática de linchamiento que se ha desatado contra él puede compararse con las represiones en contra de los movimientos estudiantiles del 68 y del 71, o con la que atacara a la Tendencia Democrática del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana a mediados de los años setenta.