Presentación.
El ángel caído.
La ofrenda.
El ferrocarril.
Las bofetadas.
Río sureño.
Teolinca, último campamento zapatista.
Tenía que acabar así.
Recíbanlo con balas.
La llorona.
Los marquesotes.
La ronda.
General Bulmaro Andrade.
La despedida.
Los afanes de Apuleya.
Mi tía Emma.
¿Y cómo llegó a diputado?
Proyecto autónomo para el acopio y dispersión de nuestras voces e historias, y la Casa de Cultura Coronel Francisco Franco Salazar. Estos pueblos y ciudades de Morelos sufrieron con gran crudeza la represión de la época del gobierno de Carranza que iba en persecución de los zapatistas, una lucha que es recuerdo vivo en la lucha actual en Chiapas, de donde tomaron el nombre. Tanto la lucha de la gente zapatista de la Revolución Mexicana y la de la gente zapatista de ahora sigue siendo Tierra y Libertad, que es, precisamente, el lema adoptado por el Ayuntamiento de Cuernavaca.
"La historia de Emiliano Zapata ya se contó hasta el cansancio por historiadores que se ocuparon del tema; en estos cuentos se habla también de su gente, de aquellos que murieron y de los que sobrevivieron. En los años posrevolucionarios, los sobrevivientes vivían de sus recuerdos, quienes entonces éramos niños escuchábamos todas esas conversaciones que se desarrollaban en los lugares donde acostumbraban reunirse en las noches cuando todavía no existían el radio ni la televisión, esas conversaciones eran como episodios llenos de suspensos impresionantes, por eso estos cuentos versan sobre cómo vieron la Revolución quienes anduvieron en ella, hay también leyendas propias de esa región, leyendas que tal vez sean del conocimiento común de otros pueblos, pero como cada pueblo imprime sus propias características en ellas, en esos pueblos revisten su propio sabor en la forma de contarse, en las narraciones de esas leyendas se utilizó la expresión popular, puede que haya formas de expresiónajenas a los dogmas del buen hablar, pero si se dogmatizara el lenguaje del pueblo perdería todo su sabor y toda su energía de la expresión" Presentación del libro. Eulalio Aguilar, 2015.