Con mirada puntual y transparente, Robin Myers observa y desmenuza el espacio cotidiano que la rodea. Tras Amalgama y Tener, publicados también en edición bilingüe en 2016 y 2019, respectivamente, en Poquita fe asoman una nueva serie de voces que la poeta toma prestadas para hablar por cualquiera sin salir de sí misma. Cargada de la lucidez que su oficio como traductora le brinda, se convierte en una niña pequeña y luego en su propia abuela, en un viejo poeta rabo verde, en las semillas de una fruta o en una gata que contempla su propio más allá desde la cornisa de la ventana.
¿Cuáles son las experiencias que nos forman y nos deforman? Esa pregunta late al centro de la poesía de Myers, y ella responde: Soy un animal porque cuando me duele no sé decir dónde. El secreto está en nunca renunciar a la ternura de intentar nombrar ese dolor para tensar así los hilos que unen aquello que somos y aquello que podríamos haber sido, que de hecho podemos ser a través del espejo que el poema pone frente a nosotros.
En versión al español de Ezequiel Zaidenwerg-Dib, Poquita fe es un paisaje de escenas urbanas, intuiciones familiares y observaciones sobre lo que le ocurre al mundo cuando nadie parece estar prestando atención.