Hace 25 años, el mundo producía 3 toneladas anuales de cemento por persona. Ahora la cifra alcanza las 5 toneladas. A medida que nuestras ciudades, suburbios y pueblos se expanden, la propagación implacable del pavimento sobre el que caminamos, construimos y dentro del cual vivimos nos separa del terreno natural, encubre la fuente de nuestros alimentos, del agua y la energía, y también de la biodiversidad del suelo que sostiene nuestra vida. La Ciudad de México es el lugar perfecto para pensar en las consecuencias de esta hiperpavimentación e hiperconstrucción. Bajo el peso combinado de 21 millones de personas y todo su concreto, la capital mexicana se desploma rápidamente? Y no solo seguimos pavimentando más superficies: asfixiamos nuestro suelo fértil, acabamos con su vida, y es este un acto totalmente irreversible. Una vez que cubrimos el suelo con concreto o asfalto, lo hemos perdido. Es suelo muerto. En este libro francamente imprescindible, Paul Bogard recorre varias metrópolis modernas, entrevista a personajes admirables, visita algunos de los pocos pueblos autóctonos que todavía existen, y también nos habla del pasto de nuestros domesticados jardines, de los campos de golf, de la agroindustria, del fracking...? y de las funestas consecuencias que tienen para la tierra de la que, paradójicamente, dependemos para sobrevivir.