Geográficamente cercanos a México, pero rodeados por la cultura angloamericana en Estados Unidos, los chicanos sufren muchas tensiones y contradicciones culturales. Sus modos de vida ya no son los mismos de las normas mexicanas y no están asimilados por completo a los patrones angloamericanos. Enfrentarse con esas tensiones -sabiendo cuánto hay que perder y cuánto hay que conservar- es un interés común de los escritores chicanos, quienes frecuentemente usan la sátira como un recurso para atestiguar normas y desviaciones de los modelos aceptables de una comunidad. En este estudio fundamental, Guillermo Hernández se centra en el uso de la sátira en los trabajos de tres autores, Luis Valdez, Rolando Hinojosa y José Montoya, además del amplio contexto de la cultura chicana en la cual se maneja la sátira.
Hernández observa de modo específico la figura del pocho (el chicano asimilado) y la del pachuco (el zoot-suitero joven urbano). Muestra cómo los cambios en su tratamiento literario -del simple ridículo a la forma más comprensiva y respetuosa- reflejan los cambios culturales en la actitud hacia el proceso de asimilación.
Hernández también ofrece muchos atisbos importantes del proceso de definición cultural que comprometió a los escritores chicanos durante los decenios de 1960 y 1970. Muestra cómo los escritores, de manera sincrética e imaginativa, construyeron nuevas normas para la práctica chicana, basados en elementos de ambas culturas, mexicana y norteamericana, pero congruentes con la realidad histórica de los chicanos.
Por la importancia que le da a los cambios culturales y a la creación, La sátira chicana será de interés para una amplia gama de ciencias humanas. Guillermo Hernández es profesor adjunto de español en la Universidad de California en Los Ángeles.