Se demuestra el papel que cumple la educación formal en las sociedades capitalistas: el de transmitir la estructura de dominación económica y social y de perpetuarla. Esta función no se ejerce exclusivamente en el seno de la sociedad, sino que se proyecta hacia el exterior, como instrumento de control y dominación de las sociedades más desarrolladas sobre los países pobres. El autor demuestra, además, cómo ha ido evolucionando la educación escolar para acomodarse a las cambiantes necesidades del sistema capitalista.