El público de la arquitectura reúne dos ensayos que analizan la complicidad de la arquitectura en la materialización de las brechas sociales impuestas por las estructuras del poder económico, político y cultural, y cuestiona el papel de las escuelas, la crítica y los medios en la consolidación de la inconsistencia y la vagancia de la posición del arquitecto. De Carlo propone otros caminos para la reconstrucción metodológica de los procesos de creación disciplinares hacia un compromiso total con el contexto real de la sociedad y sus necesidades espaciales más fundamentales.
Leer a Giancarlo De Carlo hoy en día no es un viaje al pasado, a las más de seis décadas que distan desde sus primeras publicaciones. Leer a Giancarlo De Carlo hoy es leer una crítica acertada y actual de la profesión; es un claro llamado a entender el status quo en el que nos movemos y trabajamos y a las formas en que se pueden subvertir este sistema. Cada una de sus palabras contienen una dura crítica al capitalismo, a la precariedad, a la especialización forzada, a la forma en que desde la arquitectura jugamos su juego y evadimos posicionarnos y actuar con la responsabilidad social que podríay deberíatener una profesión que que va más allá de la producción del espacio físico; una práctica que puede incidir en la forma en que habitamos nuestras ciudades y, por consiguiente, nuestro planeta.