Vinculado con el conflicto entre el EZLN y el gobierno federal, durante el año 1994, se promovió el juicio que señalaba al trabajo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, combinado con las labores de la guerrilla zapatista, como la expresión más prestigiosa de resistencia social. Ahí, aseguraron los promotores de la idea, se concentró lo mejor de la fuerza moral que tenían los movimientos en resistencia en México, aunado a una intrincada red de ONG que apoyan el proyecto de refundar la República y que encuentra síntesis en la consigna «para todos todo, para nosotros nada». En 1995 los llamados Cinturones de la Paz, permitieron una irrupción potente de lo que se comenzó a nombrar como «sociedad civil», que pronto asumió el encargo de reproducir el relato de una guerrilla indígena enfrentando a un mal gobierno, hasta ratificar su credibilidad, relato que es nutrido y fortalecido por la diócesis de San Cristobal.
Muy lejos de los reflectores, las confrontaciones violentas al interior de las etnias mayas, provocadas por quienes se reunían en San Andrés Larrainzar (gobierno, ONG, guerrilla e instancia intermediadora), dejaban una estela de dolor selectivo, estas confrontaciones violentas tendrían un culmen en la matanza ocurrida en Acteal el 22 de diciembre de 1997 pero no su fin, ya que siguen ocurriendo.
La disputa no es en realidad como se ha construido en el imaginario colectivo a partir del relato de la diócesis de San Cristóbal de las Casas. Este libro es resultado de una profunda y larga investigación que desvela una estrategia para conquistar una voluntad colectiva y promover una vigorosa interpretación que pretende anular la capacidad comprensiva de las colectividades que se asumen críticas a la globalización. Muy al contrario, el presente texto propone elementos para recrear una sospecha necesaria frente a las analíticas de consigna.