Ha llegado el tiempo de un pensamiento de resistencia minúscula, tiempo de reconocer el valor en lo ínfimo, de salvamento a través del detalle, es el momento de una reflexión que irrumpa en medio de nuestra totalidad quebrada, escribe Daniel Bensaid para referirse a un mundo atravesado por el terror. ¿Qué alternativas para la filosofía frente al resquebrajamiento de la moral, la política y la literatura?, se pregunta. Y quién mejor que Walter Benjamin, "centinela mesiánico", para responder por tanta barbarie: exigencia última de recuperar un pensamiento de lo minúsculo, de resistencia minúscula que en cada acción, por menor e imperceptible, sea capaz de iluminar instantes mesiánicos alternativos. Atrás quedó el mundo de la revolución total, del cambio social radical, atrás quedaron las grandes utopías. Nuestro mundo exige otra forma de desobediencia: la tenacidad de lo menor, de lo minúsculo. Ha llegado el tiempo.