Diego Zyman estudia la relación entre la determinación de la pena y el castigo, a partir de un abordaje sociológico y genealógico que amplía notablemente el enfoque tradicional del derecho penal. La obra explica las condiciones de mutación de los conceptos y prácticas penales en el tiempo, para finalmente identificar y desarrollar lo que ha sucedido en el presente, en el cual se define de manera homogénea la preocupación por una pena proporcionada, coherente y racional cuya historia y condicionamientos no pueden darse por sentados. El relato comienza en la Europa del siglo XIII con el examen del castigo, la tortura legal y el sistema de penas arbitrarias y aquél de conmutaciones y perdones aplicado en Inglaterra; prosigue con el desarrollo de la reforma penal iluminista del siglo XVIII que traería el sistema de penas fijas, pero también la guillotina y la ocasión para constituir a la cárcel como pena dominante. Asimismo, examina en el siglo XIX los debates del correccionalismo penal y el positivismo criminológico europeo que verían en los EE.UU. el desarrollo de la ideología resocializadora y el sistema de penas indeterminadas. Más tarde, este último país sería sinónimo de sobrepoblación penitenciaria y llevaría a cabo uno de los intentos más extremos e influyentes de racionalizar la imposición de los castigos -las sentencing guidelines- marcando un momento decisivo en el panorama penal actual.