En Pocas virtudes (1986) la autora se enfrenta a la grieta que le habita sin temor, de una manera polifónica, fulminante y desgarradora, sin que una palabra sobre ni falte en sus versos.
En Valiente ciudadano (1994) el texto más duro de su obra se anticipa el final de su existencia, tratando de arrancar toda la rabia con sus versos intensos, descarnados y sublimes que fracturan a cualquier lector.