'A veces uno va dejando de ser quien era y es entonces cuando lees a Carmen Ollé, su adrenalina nocturna, y vuelves a ser, entre otras cosas, una mujer. Vuelves a cogerle el ritmo al mundo y a los poemas ajenos, a la lectura y a la escritura. Y todo lo que es viejo y patético se borra de la faz de la rutina, tomando la forma que Carmen Ollé le da a su cuerpo, que es también tu cuerpo.'