Luzia es la primera novela de Helena Silvestre. Es una historia con fuertes trazos autobiográficos donde se narra el fin de la adolescencia de Luzia, una joven negra y pobre, que a los diecisiete años se escapa de la casa de sus padres para ir detrás de sus deseos y de sus ideales. Con una prosa concreta y cotidiana, se va develando el día a día de una realidad atravesada por la explotación y la militancia, pero también por los dobleces de una experiencia mágica y ancestral. Lo que mantiene viva la trama es, por sobre todas las cosas, la fuerza del amor, un amor por fuera de los marcos románticos, ese amor que, como señala el sabio quilombola Antonio Bispo, debilita las palabras coloniales. Un amor permeado por las condiciones sociales y políticas de los territorios marginalizados y un amor atravesado por la militancia y viceversa. Un amor como práctica política. Helena Silvestre escribe sobre el amor de la misma forma que escribió sobre el hambre en su libro Notas sobre el hambre , en continuidad con su lucha contra los universalismos.