La biometría permite automatizar el reconocimiento de los individuos conforme a su anatomía; los chips RFID permiten rastrear los movimientos de cualquier mercancía y con ella, por extensión, los de las personas que la consumen. Fruto de las necesidades concretas de planificación y eficiencia del capitalismo, ambos dispositivos tienen como principal consecuencia la mutilación de nuestras existencias y de nuestras relaciones. Las Nuevas Tecnologías de la Información (NTIC) son, pues, una ideología materializada y no una fatalidad. El poder que encarnan es un poder desencarnado, muy cercano a nosotros, a ras de nuestras vidas y a ras de nuestros cuerpos, y su expansión no puede sino reforzar la propensión del sistema a acumular datos sobre nosotros sin que nos demos cuenta.