De las voces que dan sonoridad a la lírica mexicana actual, la de Coral Bracho ha cobrado notable presencia debido a su brillo y nitidez. A través de un mundo distintivamente propio, de una original materia imaginaria, de la forma de sus enunciados, y de la sustancia y aliento de su lenguaje, su poesía se sitúa espontáneamente como augurio singular de las corrientes que trascienden y replantean un asunto por demás ineludible: el diálogo del hombre ocn la naturaleza.