Como una contribución de nuestra América, la psicología social comunitaria actualmente constituye una disciplina que continua en desarrollo. A partir de la década de los ochenta se fue consolidando como una forma de contribuir a la atención y solución a los problemas que enfrentan las diversas comunidades, mediante el trabajo comunitario a través no solo de la investigación acción participativa, sino además con el empleo de las metologías activas y participativas, para fortalecer el sentido de comunidad que las caracteriza.