Encuentro en Burgos se une al coro plural que relata las turbulencias y las atrocidades del siglo XX, desde la perspectiva de una niña que creció sin padre, como consecuencia de la Guerra Civil española de 1936-1939. A la mirada de Adela, quien, a sus quince años, no lo recuerda, hija de un mundo convulsionado, se suman las circunstancias en las que su historia, aparece como registro de hechos reales que marcaron a una generación y su descendencia. Hija de republicano exiliado y de una madre intelectual entregada a su labor, cosa extraordinaria para una mujer de la época, Adela es criada básicamente por su abuela: Tras fundar una familia en México y a pesar de la derrota republicana, Albert regresa a la España franquista a la militancia. Por su oficio, su labor principal será la de montar imprentas clandestinas. Adela, únicamente sabe lo que su madre le ha contado; que él, es maestro allá en la península y que no puede regresar. Esporádicamente, a lo largo de su infancia, ella recibe cartas de su padre, en ellas venían rústicos cuentitos ilustrados y encuadernados a mano, con un sutil contenido social y algunas líneas de cariño perdido. Alumna en un internado, Adela presume a sus amigas, las aventuras maravillosas de su padre y sus viajes por el mundo, pero en realidad lo inventa todo. Las cosas cambiarán cuando su madre le dice la verdad y que viajarán a España a conocerlo, provocando un gran impacto en ella. Encuentro en Burgos, surge de unas viejas cintas de audio encontradas por la nieta del protagonista, olvidadas en un sótano, donde Albert relató sus experiencias vividas allá. Pasarían muchos años de arduo trabajo y de numerosas versiones hasta llegar a esta novela, escrita con maestría y pasión, por Andrea Álvarez Sánchez, autora de Encuentro en Burgos, una historia extraordinaria plena en dolor humano. Se apuesta por vivencias a la vez únicas y compartidas, en donde los ideales de una época contrastan con la profunda crudeza de su realidad.