Toda época y toda cultura ofrecen sus propios paradigmas interpretativos de las conductas humanas. En su elaboración intervienen aspectos culturales, políticos y económicos, leyes y tabúes. Uno de los criterios para catalogar las acciones individuales es la enfermedad mental también llamada manía, locura, insania, sinrazón, enajenación, alienación, etc. En el contexto occidental las ciencias psiquiátrica y psicológica son las encargadas de determinar qué signos son susceptibles de interpretarse como tales. La psicopatología identifica el objeto de su conocimiento, la enfermedad mental, con una entidad natural y atemporal. La medicina entiende que la locura ha existido siempre pero los prejuicios religiosos y las concepciones mágicas y pre-científicas han impedido la observación pura, desinteresada y objetiva de la ciencia. La enfermedad mental, sin embargo, es una categoría construida históricamente mediante prácticas institucionales, procesos socioeconómicos y discursos científicos y culturales; una condición que no existe más que desde el siglo XIX.