Considero al anarquismo como la más racional y práctica concepción de la vida social en libertad y armonía. Estoy convencido de la ineludibilidad de su realización en el curso del desarrollo humano. La coyuntura de esa realización dependerá de dos factores: primero, de la rapidez con que las condiciones de existenciase tornen física y espiritualmente intolerables para considerables masas del género humano, particularmente para las clases trabajadoras; y segundo, del grado en que las concepciones anarquistas sean comprendidas y aceptadas. Nuestras actuales instituciones sociales están fundamentadassobre ciertas ideas; en la misma medida en que estas últimasson generalmente creídas, las instituciones edifi cadas sobre ellas están a salvo. El Gobierno permanece fuerte porque el pueblo cree necesaria la autoridad política y la violencia legal. El capitalismo continuará mientras tal sistema económico sea considerado adecuado y justo. La inconsistencia de las ideas que sostienen las perversas y opresivas condiciones del presente signifi ca la fi nal demolición del gobierno y el capitalismo. El progreso consiste en abolir todo aquello que el hombre ha superado, sustituyéndolo por un medio realmente más agradable.