Resulta difícil nombrar el dolor y sin embargo no hay un solo ser humano que no lo haya conocido. Nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte en diferentes grados y en formas muy variadas. Las disciplinas artísticas de todos los tiempos se han esforzado por representarlo. No sólo la herida ocasionada por la punta de una lanza atravesando un costado, también el dolor del luto, de la pasión amorosa no correspondida, de la separación y hasta el dolor de muelas, aparecen una y otra vez en la historia de la pintura. Las tradiciones místicas más conocidas consideran al dolor como uno de sus temas centrales y le atribuyen distintos significados.
El último año ha constituido una de las épocas más dolorosas en la historia reciente. Personas y familias enteras han conocido la desesperanza, el duelo repetido, las separaciones abruptas, la violencia doméstica exacerbada por las cuarentenas y la pobreza. Si el dolor suele ser una vivencia aislada, el confinamiento al que nos obliga el COVID-19 ha impedido incluso que los seres cercanos se reúnan para despedirse ante la presencia de la muerte.
Como cada mes, en esta edición hemos reunido a diversos especialistas en la materia, además de escritoras y escritores que abordan, desde la experiencia personal, este tema en el que nos reconocemos todos. David Fajardo-Chica, miembro del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, establece una mirada naturalista del dolor que involucra a los seres humanos pero también a los animales. La narradora chilena Lina Meruane escribe el relato de una dolencia en el hombro que ha padecido al igual que miles de personas durante la pandemia, y el análisis minucioso de este sufrimiento le permite indagar sobre otros previos. Eula Biss, ensayista estadounidense, escribe sobre la escala del dolor y la compara con otras formas de cuantificar distintos fenómenos, desde la escala de Beaufort que mide la fuerza del viento hasta el sistema decimal. Paulina del Collado aborda las aflicciones típicas de los cuerpos femeninos y la incomprensión o la sospecha que ha caído sobre quienes las padecen. En su ensayo Rastreo sonoro de un dolor compartido Marina Azahua describe, a través de un registro auditivo, la búsqueda que llevan a cabo las madres y los padres de los desaparecidos. Mientras que José Antonio Guevara Bermúdez nos proporciona las espeluznantes cifras de la tortura en México.
Puesto que en el 2021 se cumplen doscientos años del nacimiento de Charles Baudelaire, publicamos aquí un extenso perfil del poeta cuya vida estuvo marcada por diferentes sufrimientos, desde la prohibición de sus libros hasta los infligidos por la sífilis. En su ensayo titulado Escritura del suplicio. Suplicio de la escritura, Philippe Ollé-Laprune establece una pequeña lista de escritores y artistas que conocieron la locura y encontraron en lo más profundo de la depresión, el motor de su creatividad. El número incluye además poesía contemporánea de Pier Paolo Pasolini, María Baranda y la chilena Sofía Esther Brito Vukusich. La primera enseñanza que dio el Buda después de iluminarse se centró en la existencia omnipresente del dolor y toda su doctrina persigue el cese definitivo del sufrimiento y de sus causas. Del dolor y el sufrimiento, firmado por el lama tibetano Yongey Mingyur Rimpoché, alumbra bajo una luz muy especial los demás textos del número.
Hay mucha más diversidad en el dolor que en nuestras maneras de lidiar con él. En esta edición no te daremos por desgracia ningún antídoto para evitarlo, pero sí varias pistas para lograr convivir con él. La primera de ellas, creemos, consiste en reconocerlo tanto en uno mismo como en los demás, en desarrollar un sentido de empatía. Esperamos que estas páginas te devuelvan un eco de tus distintas dolencias y también que, cuando estés sufriendo, te ayuden a sentirte menos infeliz y menos solo.