Cristóbal de las Casas, una ciudad rodeada de flores y montañas, contiene también el dolor de los más vulnerables de entre los pobres: los niños y niñas indígenas. En este libro relata la experiencia de su autor como voluntario en La Casa de las Flores, una organización en Chiapas que atiende a niños y niñas indígenas en condición de calle y ambulantaje. Las historias aquí descritas son una invitación a creer en la persona, su realización, dignidad y felicidad, como centro de la sociedad.