"Los títeres, como criaturas sublimes de la fantasía, le abren con su guiño de guiñoles, un espacio de libertad a todos los seres humanos. Desde vieja data, los titiriteros le han rendido culto a las musas libertarias que siempre han enriquecido la vida, impidiendo con su canto, momificarla en los altares pétreos de la uniformidad.
Nuestro arte es pues una exploración de la libertad y la libertad es ese ojo visionario capaz de indagar lo desconocido. Gracias a esa frágil convicción de fogoneros y profesionales de la ilusión, que convertimos en terquedad y fuerza ética, alimentamos obras, que dan fe de un anhelo irreductible".