En esta ocasión, la Revista de la Universidad de México ofrece sus páginas como espacio de diálogo entre intelectuales, activistas, y poetas indígenas de nuestro continente. En vez de volver a los antropólogos que durante años los convirtieron en un curioso objeto de estudio, preferimos leer los textos de la lingüista mixe Yásnaya Elena A. Gil sobre el cansancio que genera vivir en constante resistencia; del poeta guna Arysteides Turpana, acerca de la situación de su comarca; de la activista sarayacu Patricia Gualinga en torno a la filosofía del buen vivir, y de la socióloga maya k'iche' Gladys Tzul Tzul, quien narra la campaña de las mujeres de Tzejá en contra del alcoholismo; preferimos escuchar sus versiones, sus demandas, sus propuestas, su poesía.
Al leerlos, resulta fácil encontrar puntos comunes: uno es la preocupación por la salud de la Tierra. Otro es la denuncia del incumplimiento por parte de los Estados colonizadores que han firmado con ellos acuerdos de autonomía -como los de San Andrés Larráinzar-, y nuestra apatía para exigir que los gobiernos cumplan esas promesas. Otro es que en muchos países los intentos por cambiar la situación de los pueblos indígenas han sido descritos como terrorismo por los medios nacionales de comunicación, como una medida para deslegitimarlos.