Ámbar, la voz cristalina, cantaba para espantar los demonios y acompañar las almas rotas. Su voz era una serpiente que enredaba al escucha con su sonido y movimiento. Su mejor aliado era el blues aunque a veces hubiera penumbra. Tere Estrada, en su primera novela, nos sumerge en la vida de esta cantante mexicana en la década de los sesenta y setenta. Su vida amorosa, sus miedos y pasiones, sus encuentros y desencuentros con la industria de la música. El festival de Avándaro, María Sabina, la matanza del jueves de corpus, la psicodelia, el hippismo y el rock como escenario. Ámbar representa a esas mujeres que se atrevieron a nadar en las aguas masculinas del rock en una época de álgidos cambios sociales.