El título de este texto nace de una
publicación y de una red de apoyo
anarquistas de Estados Unidos.
Pretende comunicar que la
depresión bipolar no es una
enfermedad a estigmatizar y
medicalizar, sino más bien un
regalo que puede enriquecer
nuestras comunidades. Pero es un
regalo doloroso y peligroso, que
hace mal a las personas que lo
viven, así como a sus entornos si no
aprenden a gestionarlo bien.
Si la visión estándar fija la
enfermedad mental en un marco
de miedo, vergüenza y estigma, hay
visiones alternativas que van de su
mano, pero con una intervención
positiva y no medicalizada.