Las redes sociales que de verdad importan están hechas de lazos fuertesy lazos débiles. Los primeros los que se tejen con la familia, los amigos, la comunidad definen el entorno inmediato de las personas y pueden funcionar como punto de apoyo para abrirse paso en la vida, aunque a menudo parecen pesados como anclas; los segundos los que el azar nos pone delante: una mano amiga, la ayuda de una asociación civil, una iglesia o un club abren puertas, crean oportunidades inesperadas, transforman el destino. Para que haya movilidad social ascendente, o sea para que los hijos alcancen mejores condiciones que sus padres, se requiere una sutil y a veces improbable interacción entre unos y otros. En estas páginas, Patrick Inglis recorre México de norte a sur, del campo a la ciudad, de la juventud a la tercera edad, para presentar vívidos ejemplos de gente que, a pesar de sus circunstancias, han encontrado lo mismo serpientes que escaleras en el juego de la vida. Con penetración etnográfica y sin jerga académica, el autor hace explícitas las fuerzas que permiten o impiden salir de la pobreza, destaca la importancia de la escuela, la seguridad y los servicios de salud, y confirma que es un mito aquello de que quien quiere puede, que hacerla es sólo cuestión de voluntad. Estas experiencias de movilidad social en nuestro desigual país se transforman, gracias a las explicaciones y las conjeturas de Inglis, en un llamado a la acción, tanto para las instituciones estatales como para los ciudadanos de a pie, hebras esenciales para establecer lazos fuertes, lazos débiles.