Ana: Creo fervientemente que existe un Dios, ya que he decidido ponerme en sus zapatos y encontré una agonía indomable. Es por ello por lo que mi regalo de hoy es un consejo: No caigas en la ociosidad de la agonía, de aquella serpiente envenenada o te hará crear un mundo vacío y cruel. Este libro en su tragedia invita a reflexionar sobre la naturaleza de la mujer en su oscuridad, evidencia un sistema patriarcal que perjudica no sólo a la mujer, sino también al hombre, minimizando la naturaleza creadora, abundante, sanadora, y niega el lado femenino de los hombres. Arroja una nueva luz sobre la identidad de la humanidad y denuncia el papel de las víctimas. No más Antígonas sepultadas vivas, ni Medusas decapitadas por Perseo, no más Perséfones secuestradas y obligadas a casarse a la fuerza con el dios de los infiernos, porque eso es vivir en el abismo, hacer lo que no se quiere, para cumplir con responsabilidades agobiantes. No más sueños rotos, no más infiernos ni atmósferas violentas, agresivas, ni chantajistas. ¿Acaso tenemos que salpicar de violeta las calles y destruir para visibilizar la tragedia que sufren las mujeres? No lo creo Marcela Magdaleno