Escritora, pintora, prostituta dice la lápida de una tumba a escasos metros de la de Borges, en el Cementerio de Los Reyes en Ginebra.
Polémica y contradictoria, la figura de Griséldis Réal irrumpe como un torrente. Su vida y su arte subvierten lo establecido: las realciones, la maternidad, la prostitución ("un arte, un humanismo y una ciencia", en sus palabras), por cuyos derechos luchó hasta el fin de su vida.
La cárcel y su agonía final completan una experiencia vital extrema, imposible de separar de su quehacer poético. Sus versos, plenos de lirismo crudo y oscuro, saturados de imágenes despiadadas ofrecen, sin embargo, una mirada con cierto candon celebratorio, una entrega total y una perspectiva sin dudas inédita.