La tierra se está calentando aceleradamente y, de continuar la tendencia, podría ocurrir un cambio climático. El uso de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), la deforestación y la urbanización aumentan la concentración atmosférica y la urbanización aumentan la concentración de gases de efecto invernadero y, con ello, se refuerza el efecto invernadero natural. Las posibles consecuencias de este fenómeno van desde anomalías en el clima, elevación de nivel en los océanos, cambios en los ecosistemas hasta daños en las actividades productivas, en las obras de infraestructura y en la salud.