Desde una conciencia de la debilidad y la pobreza de los hombres, pero sobre todo, de los niños y las mujeres, Alicia Quiñones contemppla nuestra tiempo desde una mirada compasiva. De un golpe se coloca al lado de los que observan el mundo con las manos vacias. Esta compasion, esta capacidad de participar en la ausencia o en el vacio, no solo fisico, sino moral le da a la poesia de Quiñones una autenticidad insoslayable.