AA.VV
La tecnología tiene un papel determinante en lo cotidiano: el trabajo, la educación y la vida social. Pero es un área profundamente desigual para las mujeres. La disparidad comienza en la infancia -a las niñas les regalan una cocinita y a los niños, videojuegos- y continúa durante la escolarización, la formación profesional, la capacitación, en el ambiente laboral o cuando deciden emprender. Las mujeres chocan constantemente con la estigmatización, la mirada estereotipada, la brecha salarial, discriminación y violencia.
Cuando en 2015 Sofía Contreras, Carolina Hadad, Melina Masnatta y Mariana Varela crearon la organización Chicas en Tecnología® con el objetivo de achicar la brecha de género en ese campo, el feminismo no tenía la fuerza de hoy en la escena pública, y si bien se ganaron derechos, aún falta mucho.