¿Cómo nace "Bicho taladro"?
-Bueno, se puede decir que de la alta contaminación auditiva del barrio en que vivo. Me gusta el silencio y, claro, también para escribir, pero no lo encontraba a ninguna hora. Así que me entregué al desquicio y empecé a escribir mis sensaciones. Apareció un personaje interesante, una vecina que maltrata al hijo. Esa maternidad me llevó a la de mi madre. Es una nouvelle que surge de la necesidad de narrar las complejidades cotidianas. No sé. La escribí durante un año y le puse todo el power los tres meses del último verano. Literal, no hice otra cosa salvo cubrir mis necesidades básicas. Pero, Bicho taladro no existiría como libro sin el trabajo de edición de Gabriela Luzzi.