La crisis climática ha dejado de ser una previsión para convertirse en una realidad y todo el espectro de la política se ha visto obligado a repensar sus programas. Aun bebiendo de tradiciones que reflexionaban sobre la conservación de la naturaleza, la extrema derecha es un espacio tan diverso que puede acoger tanto propuestas frontalmente negacionistas como otras que sugieren soluciones al cambio climático, pero desde una perspectiva xenófoba. En ese abanico de posibilidades es posible encontrar los ingredientes para una política que ya no tiene por qué negar la crisis climática, siempre y cuando ello implique seguridad para unos grupos y políticas de expolio y muerte para otros. En Baterías, bombas y fronteras, una introducción fundamental a las propuestas reaccionarias frente al cambio climático, Sam Moore y Alex Roberts explican que hoy ya no solo tenemos que poner en marcha una transición que haga frente a la crisis climática, sino luchar para que no termine siendo ecofascista.