Este texto parte de las críticas que el feminismo académico ha hecho a la arqueología, las cuales se consolidaron en la década de 1980 bajo una nueva perspectiva teórica: la arqueología de género, que ha buscado reivindicar el papel activo que las mujeres han desempeñado, a lo largo de la historia, en los cambios sociales y la cultura. A pesar del creciente reconocimiento de esta disciplina, las investigaciones arqueológicas realizadas con perspectiva de género que se producen y sitúan en América Latina son pocas en comparación con aquellas desarrolladas en países del norte global, donde ya es un campo de estudio consolidado. Así, la autora se propone hacer una genealogía que dé cuenta del conocimiento que ha surgido en nuestra parte del mundo a partir de este enfoque.