Cuauhtémoc Méndez logró con holgura lo que otros se propusieron en vano muchas veces: aclimatar el epigrama en México, darle carta de naturalización al breve jugueteo cadencioso de su espíritu sarcástico, nacionalizar la rítmica andadura de su ánimo burlesco... Con Uso y abuso y Peso neto, más juvenil el primero que el segundo de
atardecer sin remedio, Cuauhtémoc aspiraba a que unas cuantas baladas quedasen sonando en el aire de la época. El más simpático de los infrarrealistas, acaso el único verdaderamente simpático. No sé de quién tomó esta consigna o si era suya, es igual: "Sean naturales / no hagan aspavientos / Hablen como en la vida".
Mario Raúl Guzmán