Estamos acostumbrados a considerar que El capital es un libro de economía. Otros avanzan y nos dicen que es un libro de Crítica de la economía política como reza el propio subtítulo. De esta interpretación se deriva que el sujeto del libro es la economía.
John Holloway nos desafía a descubrir, mediante Una lectura antiidentitaria, que esa mirada empaña lo que Marx está pensando todo el tiempo: en un Otro Sujeto y ese sujeto somos nosotros. Sí, Marx nos interroga y nos invita a situarnos como polo activo del antagonismo constitutivo del capitalismo. A ir contra-y-más-allá de la contención (nunca total) en la forma mercantil que es la frustración de nuestra creatividad. La frustración del hacer concreto atrapado en su existencia como trabajo abstracto; la frustración del valor de uso en su subordinación al valor; la frustración de las fuerzas productivas de los humanos concretos en su subordinación al capital.
A través de estas 18 clases sobre El capital, Holloway desarrolla la posibilidad de pensar en una relación de no contención, de desbordamiento, entre riqueza y mercancía, entre trabajo concreto (hacer) y trabajo abstracto, entre valor de uso y valor. Nunca estamos totalmente contenidos dentro de una categoría.
El pensamiento antiidentitario lucha por visibilizar la relación antagónica que existe en las relaciones sociales humanas y en las formas en las que esas relaciones se manifiestan. No se trata sólo de una negación, es una creación que la desborda. O para decirlo en otros términos, las relaciones sociales son siempre relaciones en-contra-y-más-allá. Existe un movimiento en contra y, al mismo tiempo, el intento de crear un más allá. Con esta mirada El capital se transforma en un libro fundamental y es un desafío para pensar la revolución, un gran estímulo para abordar la única pregunta científica que nos queda: ¿cómo salimos de la carrera hacia nuestra propia auto aniquilación?