Yo diría hoy que eso a lo que estamos constreñidos a llamar sujeto, a falta a veces de otro término para designar a un existente singular expuesto al mundo, no es nada que pueda tratarse como el sujeto de atribuciones posibles (X es grande, moreno, erudito, orgulloso ) sino que es solamente en el movimiento que lo expone al mundo, es decir, a las posibilidades de sentido. [ ] Dicho de otro modo, lo que adviene es que el existente se deshace de toda pertenencia, asignación y propiedad para enviarse, dirigirse, dedicarse a nada distinto al hecho mismo de existir, de estar expuesto a rencuentros, a sacudidas, a encadenamientos de sentido. Cada vez es un advenir, un producirse y un jugarse en el que seguramente puede reconocerse un sí mismo pero solo reconociendo al mismo tiempo que ese sí mismo (ese sujeto) se encuentra infinitamente alejado, arrojado detrás y delante, por el choque mismo del advenir